Nadie me ayudó a leer
Por extraño y poco creíble que parezca, nadie me ayudó con la lectura en mi infancia. Por esta razón fué que con el tiempo me di cuenta que existen dos tipos de personas: Las que necesitan inspiración para actuar, y las que precisan de cierto dolor para vivir. En mi experiencia con la lectura, el camino fue el dolor. Y fue el más malvado de los dolores de la infancia, el dolor de la soledad.